ISSN electrónico: 1885-5210
DOI: https://doi.org/10.14201/rmc202016e3343

¡ESTO NO ES FICCIÓN!: LA EXPERIENCIA DE APRENDIZAJE DURANTE UNA PANDEMIA DESDE UNA ASIGNATURA DE CINE Y LITERATURA

This Isn’t Fiction!: The Learning Experience during a Pandemic from a Subject Focused in Cinema and Literature

Andrea JURADO MUÑOZa, Dolores RUIZ-BERDÚNb

a Alumni Universidad de Alcalá bDepartamento de Cirugía, Ciencias Médicas y Sociales, Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud. Universidad de Alcalá. Madrid (España).

Correo electrónico lola.ruizberdun@uah.es

Fecha de recepción: 16 de septiembre de 2020
Fecha de aceptación: 21 de septiembre de 2020
Fecha de publicación: 29 de enero de 2021

Resumen

El año 2020 ha transformado la vida de la mayoría de los habitantes del planeta. Hace un año hubiera sido inimaginable pensar que una situación como la actual pudiera ser real y no fruto de una película perteneciente al género de catástrofes. Con este artículo queremos dejar constancia de la repercusión emocional e intelectual que supuso la coincidencia de la pandemia con el desarrollo de una asignatura optativa transversal para los grados de Ciencias de la Salud centrada en el uso del cine y la literatura como recursos docentes. La coincidencia temporal del inicio del confinamiento al que se vio sometida toda la población española, con el desarrollo del módulo de catástrofes y, más concretamente con el tema de las epidemias, revistió el progreso del resto de la asignatura de un ambiente especial que tal vez no volvamos a vivir, al menos con las mismas características.

Palabras clave: cine; literatura; pandemia; experiencia de aprendizaje; ciencias de la salud; Coronavirus.

Abstract

The year 2020 has transformed the lives of most of the world's inhabitants. A year ago, it would have been unimaginable to think that a situation like the present one could be real and not the result of a film belonging to the disaster genre. With this article we want to record the emotional and intellectual impact of the pandemic coinciding with the development of a transversal optional subject for Health Science degrees focused on the use of film and literature as teaching resources. The temporal coincidence of the beginning of the confinement to which the entire Spanish population was subjected with the development of the module on disasters and, more specifically, with the subject of epidemics, gave the rest of the subject a special atmosphere that we may never experience again, at least not with the same characteristics.

Keywords: cinema; literature; pandemic; learning experience; health sciences; Coronavirus.

INTRODUCCIÓN

La literatura y el cine son excelentes recursos docentes en las Ciencias de la Salud que, además, tienen la ventaja de ser baratos y fáciles de utilizar1. El uso del cine-forum, ya sea dentro de diversas asignaturas, o como actividades complementarias en la formación de estudiantes, cuenta ya con una larga tradición2. El hecho de que exista una revista española dedicada exclusivamente a estos temas es, a pesar de las dificultades por las que haya podido pasar, un buen indicador del interés que despiertan3. Aunque la mayoría de las investigaciones se han centrado en el estudio de las posibilidades docentes del cine y la literatura en los estudios de medicina4, hay otros muchos ejemplos para otras Ciencias de la Salud5. Cada vez más universidades van incorporando estos recursos a la docencia, pero todavía existe cierta reticencia a dedicar los créditos de una asignatura completa a la estrecha relación entre el cine, la literatura y las Ciencias de la Salud y de hecho, según algunos análisis, hay muy pocas universidades españolas que las incluyan6. Nada extraño si pensamos que las Humanidades, en general, tienen muy poco peso específico dentro del currículo de carreras como medicina o biología sanitaria, por poner algún ejemplo. Son bastante escasas las universidades que sí incluyen en su oferta este tipo de materias como asignaturas independientes de otro tipo de contenidos (como la Historia o la Filosofía). Algunas están centradas tanto en el cine como en la literatura, y otras en uno de ellos. Por poner algunos ejemplos destacamos la Universitat Autònoma de Barcelona (Medicina, Cine y Literatura, 3 ECTS), La Universidad Complutense de Madrid (Cine y Medicina, 3 ECTS), la Universidad de Oviedo (Cine, Literatura y Medicina, 3 ECTS), la Universidad de Alcalá (Cine y Literatura en Ciencias de la Salud: humanizando el sistema sanitario, 6 ECTS) o la Universidad de Navarra (Ciencia y Literatura, 3 ECTS)7.

Este artículo presenta la experiencia de aprendizaje del alumnado de una asignatura centrada en los recursos docentes del cine y la literatura en las Ciencias de la Salud durante la pandemia y la coincidencia temporal del confinamiento con el módulo destinado a las epidemias.

HISTORIA CLÍNICA DE UNA ASIGNATURA

Aunque todavía se la puede considerar una asignatura «joven» (los primeros estudiantes en cursarla comienzan este año 6º curso de Medicina) ya se pueden extraer algunos datos para la historia clínica de esta asignatura (siempre en riesgo de defunción durante el primer periodo de matrícula pero que luego coge más fuerza cada año en el segundo periodo).

La idea de nuestra asignatura partió de la concepción, compartida según hemos podido comprobar por otros docentes de otros centros, de la necesidad de ampliar el abanico de asignaturas de contenido humanístico dentro de nuestra Facultad8-9. Ya en primer curso los estudiantes tienen un primer acercamiento a estos recursos docentes a través de una asignatura obligatoria que incluye también una práctica de Medicina Narrativa (en la que, por ejemplo, en este último curso han conversado con la autora/paciente tras haber leído previamente una auto etnografía de su enfermedad y su proceso de recuperación). Para los contenidos de Historia de la Medicina las series también pueden ser un estupendo recurso docente10-12. En nuestro caso, The Knick13, Llama a la comadrona o Casualty son herramientas muy valiosas.

Pero volvamos al objeto de nuestro artículo: partimos de una asignatura optativa transversal, de seis créditos ECTS, ofertada desde los estudios de Medicina, pero en la que se puede matricular el alumnado de cualquiera de los grados de Ciencias de la Salud. En nuestro centro, la transversalidad total de la programación docente para los estudios de Medicina es de tan solo seis créditos y el estudiantado de medicina solo puede elegirla en segundo año y en segundo cuatrimestre. Aunque el número de estudiantes matriculados/as ha ido creciendo año a año, no es una asignatura masificada precisamente.

LA METODOLOGÍA DE LA ASIGNATURA

La metodología de la asignatura ha ido evolucionando curso a curso para adaptarse al perfil y necesidades del alumnado (siempre cambiante). Esto supone un reto para el profesorado nada desdeñable. En líneas generales el método utilizado es el lanzamiento de uno de los temas de la guía docente que incluye la visualización de un largometraje, o un capítulo de una serie (incluso de alguna miniserie completa como Code of a killer, del guionista Michael Crompton y dirigida por James Strong) y la lectura de algún texto corto (por ejemplo, alguno de los artículos publicados en la Revista de Cine y Medicina, o un pequeño capítulo de El hombre que confundió a su mujer con un sombrero14 o de Ante todo no hagas daño15, aunque las posibilidades son casi infinitas). Para complementar el aprendizaje, y que este sea lo suficientemente significativo, el alumnado debe buscar en las fuentes habituales de su disciplina (libros de texto, artículos, etc.) información sobre el tema para poder presentarla al resto de la clase. De esta forma se aplica el método de la clase invertida, a veces más conocida por su nombre anglo-sajón flipped classroom. El abordaje interdisciplinar de los temas fomenta el enriquecimiento de la clase, que también se procura completar con la presencia de algún paciente (o algún miembro de su familia) que ha sufrido la enfermedad.

Además de los textos cortos semanales, el alumnado debe completar la lectura de tres libros durante el cuatrimestre. El primero de ellos es de lectura obligatoria. Se trata de Martes con mi viejo profesor16, una lectura fácil y agradable para retomar una costumbre que ha podido quedar algo olvidada por culpa de los estudios. Libro que, además de aportar el punto de vista de la persona que sufre la enfermedad es una enseñanza de vida (así, por ejemplo, tras la lectura de este libro, el alumnado de medicina aportaría información sobre la evolución clínica de la enfermedad, los de biología sanitaria, las bases bioquímicas de la esclerosis múltiple y los de fisioterapia el tratamiento más adecuado a cada fase de la enfermedad). El segundo libro propuesto fue Ensayo sobre la ceguera17 de Saramago y para el tercero pudieron elegir entre una gran variedad (por ejemplo, algunos escogieron La Peste de Camus18, otros Paula de Isabel Allende19).

¿POR QUÉ ELEGÍ ESTA ASIGNATURA? LA EXPERIENCIA DE ANDREA

Ir a clase, atender, deberes, corregir, estudiar, exámenes, calificación. Ir o no ir a clase, atender o grabar audio de la clase, pasar apuntes o coger apuntes de otros años, estudiar, exámenes, calificación. No importa mucho la etapa escolar en la que te encuentres. La principal diferencia entre la educación obligatoria en el colegio/instituto y los estudios no obligatorios en las universidades, es que tus caminos para alcanzar el objetivo final en ellos (aprobar raspado/ vivir feliz con los notables/ rozar o llegar a la excelencia) se amplían. Es normal, ya somos mayores claro.

Sin embargo, creo que muchos de nosotros, aquellos que tienen una cierta capacidad crítica han podido detectar que, en verdad, no es el hecho de tener más métodos para sacar los cursos lo que hace a un joven mayor. Y no lo es porque nuestras únicas metas siguen siendo las mismas que los pequeños del cole. Hay personas adultas que no tienen estudios universitarios y a pesar de ello son mayores porque no sólo su manera de aprender es distinta sino porque su interés final no es un número, es un conocimiento.

La asignatura de cine y literatura me permitió comprobar que este pensamiento que tenía de hace tiempo no era un disparate. El método didáctico que mejor permite a los estudiantes culminar con éxito sus metas académicas es: dar teoría, memorizar teoría, vomitar teoría. Esta teoría se expone a través de diapositivas elaboradas y leídas por los profesores, y es anotada en ordenadores y folios como si se tratase de un verdadero pasaje de la Biblia difundido por mensajeros de Dios. Si uno es capaz de aceptar que esta es la única manera de llenar su cabeza de información y se siente satisfecho con los resultados que le reportan, es que sigue siendo pequeño.

Cine y Literatura me permitió ver que alguien mayor es aquel que cuestiona un dato, que pregunta el porqué de ese dato sin miedo a parecer estúpido por ello, que investiga y busca ese dato en otras fuentes y que incluso se atreve a plantear hipótesis propias, aún a riesgo de que no sean correctas o aceptadas por el resto de sus compañeros. El espíritu de participar en tu propio aprendizaje y la capacidad de aplicarlo en tu día a día, personalmente, van a tener un valor superior a una calificación perfecta. Porque si esta llega, qué narices, nos sentimos to´divinos… Yo me siento to´divina cuando me planto ropa interior nueva, pero desde luego que esta preciosa y cara ropa solo consigue que me sienta así cuando la tengo puesta; organizada perfectamente, separada por colores y etiquetada según su nivel de comodidad dentro del primer cajón, de la segunda cómoda de la última habitación de mi casa, no sirve de nada, y no es nada. Una brillante nota resultado de conocimientos adquiridos por ósmosis y almacenados en una cabeza cuadriculada donde ocupan espacio sin poder aplicarlos por falta de compresión o por haberlos adquirido sin ningún tipo de interés, no sirven de nada, y no son nada. Me matriculé de esta asignatura porque pensé que me ayudaría a abrir la mente, a despertar en mí la iniciativa de proponer y comentar, a conectar ideas y compartir ideas, a ver que mi carrera está también en las noticias, en los libros y en las películas. Esta asignatura me ha hecho algo más mayor de lo que era antes.

COMENZANDO EL CUATRIMESTRE

Al estar situada en el segundo cuatrimestre, el comienzo de las actividades tuvo lugar la última semana de enero. Para suplir la falta de presencialidad, se recurrió a una presentación virtual a través del foro de la asignatura.

El Aula Virtual iba a ser la plataforma que nos permitiría llevar a cabo las clases a distancia, modalidad escogida por la imposibilidad de coordinación de los horarios/prácticas del grupo. De manera que, a partir de este primer contacto entre todos los estudiantes matriculados y las profesoras responsables de impartirla, el foro se convirtió en la principal herramienta para comentar las múltiples actividades programadas.

El foro buscaba no sólo aportar las propias opiniones del alumnado sobre estos materiales sino a su vez entablar debates ante los puntos donde había mayor controversia entre los participantes. Complementario al foro, como método de evaluación más objetivo, los alumnos subirían informes de dichos contenidos que serían corregidos y calificados posteriormente por la profesora responsable de la asignatura. Estos informes se realizarían a través de plantillas cargadas en la plataforma, las cuales estarían compuestas por múltiples preguntas generales que dejaban al estudiante la posibilidad de desarrollar sus propias reflexiones y críticas sin sentirse limitado a hacer un mero análisis literario o cinematográfico.

Y LLEGÓ LA PANDEMIA...Y EL CONFINAMIENTO

La interrupción de las prácticas clínicas primero, de las clases presenciales después y, por último, el confinamiento obligado en las casas de toda la población, se convirtieron sin embargo en una oportunidad única para el desarrollo de la asignatura. Puesto que ya no existían incompatibilidades de horarios salvo alguna excepción, se sustituyó el foro por videoconferencias a través de una de las utilidades de la plataforma virtual. Acordando un día y una hora, esta vía concedió a todos la oportunidad de tener un intercambio más dinámico y real acerca de todas las actividades que se iban desarrollando a lo largo de las semanas. De esta forma se consiguió una mayor participación de los estudiantes, pues no sólo se comentaban las películas/libros sino que de manera voluntaria actuaban como introductores de los temas El foro se mantuvo en uso para aquellos que no pudieron unirse a dichas sesiones, a veces por problemas de conectividad, un reto al que nos enfrentaremos a menudo en el curso que empieza.

Gracias a esta dinámica se logró una mayor cercanía, superando los límites que la enseñanza no presencial puede suponer a la hora de impartir las asignaturas. Como novedad de este curso, se le dio al alumnado la posibilidad de proponer películas y libros que serían tratados como objeto de aprendizaje y evaluación, dándole por tanto un mayor protagonismo y libertad en la elección de su itinerario formativo.

La evaluación también sufrió modificaciones, el trabajo final se iba a centrar en la realidad comparándola con la ficción y llevaría por título Diario de una cuarentena. El trabajo grupal consistente en la grabación de un vídeo o la presentación de una obra de teatro (por ejemplo, El enfermo imaginario20) se sustituyó por la auto grabación de un vídeo con la temática «Lo que he aprendido con la asignatura». El análisis de los contenidos de estos trabajos, sumamente interesante, está pendiente de desarrollar en un trabajo algo más amplio que el presente.

EL SEGUNDO LIBRO: ENSAYO SOBRE LA CEGUERA Y SUS PARALELISMOS CON LA PANDEMIA. DE NUEVO LA VISIÓN DE ANDREA

El supermercado se convirtió en un terreno de recursos escasos. Las personas seguían respetando las colas de espera y el pago de los productos, pero su necesidad de salir de allí con una gran cantidad de comida era casi un impulso animal. Por algún motivo gran parte de la población pensó que el confinamiento iba acabar afectando también a la distribución de materias primas o bien nos iba a obligar a recluirnos en casa de manera extrema, sin permitirnos salir de ellas. Sin embargo; ninguna de ambas situaciones parecía realmente posible tal como el Gobierno estaba aplicando las medidas de seguridad y las políticas económicas; posiblemente fue el miedo el motor de este comportamiento. Ir a comprar, era ir a una pequeña lucha sin palabras o contacto físico, en el ambiente se sentía la concentración de cada uno de los consumidores por llenar el carro de la compra y evitar llegar demasiado tarde al estante del papel higiénico. No deja de ser paradójico, el papel higiénico se convirtió en un producto de primera necesidad y la sociedad cada vez parecía más salvaje, el ser humano nunca deja de considerarse un ser superior ni en los peores casos. Estaba esperando a que llegara mi turno en la caja registradora cuando estos pensamientos me hicieron recordar el libro que comencé a leer hacía unas semanas: Ensayo sobre la Ceguera17. Un libro de formato peculiar pues carecía de diálogos guionados y sus hojas eran textos sin puntos y aparte. Un formato complicado que hacía tedioso seguir con entusiasmo la lectura sin sentir al mismo tiempo un mareo o cansancio mental por interpretar quién era el personaje que estaba interviniendo. Pero desde luego, un libro que muy fácilmente podía describir en uno de sus capítulos lo que yo estaba viviendo en ese momento. Es más, en uno de los pasajes aparece en sus páginas un momento de lucha por la supervivencia en un centro comercial. La enfermedad de «La Ceguera» que sufría la sociedad del libro les obligaba a vivir a oscuras y a guiarse por los sentidos del tacto y el olfato, buscando comida a través de ellos y protegiendo sólo a aquellos que consideraban parte de su grupo. Nosotros, en nuestra pandemia, seguíamos manteniendo todos los sentidos intactos, y sin embargo; también buscábamos con cierta desesperación mantener a nuestra familia a salvo y con alimentos suficientes, cada grupo ayudando a su grupo. Casi no había tanta diferencia.

LA VERSIÓN CINEMATOGRÁFICA: A CIEGAS

Título: A ciegas.

Título original: Blindness.

País: Brasil.

Año: 2008.

Director: Fernando Meirelles.

Música: Marco Antônio Guimarães.

Fotografía: César Charlone.

Montaje: Daniel Rezende.

Guion: Adaptación de Don McKellar de la obra Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago.

Intérpretes: Julianne Moore, Mark Ruffalo, Danny Glover, Alice Braga, Gael García Bernal, Yusuke Iseya, Sandra Oh, Yoshino Kimura, Scott Anderson, Isai Rivera Blas.

Color: color.

Duración: 118 minutos.

Género: drama, thriller.

Productoras: Miramax, Focus Features.

Sinopsis: una epidemia desconocida causa la ceguera de la población de un país. Los primeros afectados son llevados a un manicomio con el fin de evitar su propagación al resto de los ciudadanos, pues se desconoce su origen y su modo de contagio. Las vidas e historias de estas primeras víctimas se unen dentro de este refugio, donde toma gran protagonismo el papel de la mujer de una de ellas, quien mantiene la vista pero lo guarda en secreto para seguir junto a su marido ciego. En el manicomio las autoridades se alejan cada vez más de su cuidado y suministro, de manera que son ellos mismos los que, con un sentido menos y el instintivo deseo de supervivencia, deberán luchar por seguir vivos en la pequeña sociedad que se ha creado. Fuera en las calles, la situación empeorará y la diferencia con la vivencia dentro del manicomio será difícil de distinguir.

Premios y nominaciones: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (2008). Festival de Sitges: Diseño de producción, Premio del público (2008).

Enlaces:

https://www.imdb.com/title/tt0861689

https://www.filmaffinity.com/es/film224179.html

Tráiler oficial

Cuando veía las noticias de televisión las escenas que más me emocionaban eran las escenas de agradecimiento. Mi madre siempre ha dicho que no hay nada mejor que ser agradecido en esta vida, y más aún cuando este agradecimiento es sincero y no una falsa estrategia para agradar a los demás. Sencillamente, esto se nota, y tanto en estas escenas televisivas como en los aplausos procedentes de miles de personas asomadas a las terrazas de sus casas, yo notaba que eran reales. Puede que fuesen las ganas que yo tenía de verlo, pero confío en mi percepción. El coronavirus había conseguido que surgiese una admiración por profesionales del campo sanitario, por trabajadores de supermercados y por autoridades del ámbito de los cuerpos de seguridad (aunque sobre este último las opiniones discrepaban: el bueno que quiere hacer el bien puede parecer malo para aquellos que quieren hacer el mal). A mí todo esto me sorprendía por un motivo:

Siempre han existido, pero ahora se valoran más. De algún modo, la situación que estábamos viviendo había cambiado nuestra visión del mundo, a pesar de que nuestros ojos seguían siendo los mismos. Numerosos terrenos profesionales como la abogacía, la hostelería, el mundo empresarial y comercial, el transporte… Habían pasado a un segundo plano para dar más que nunca protagonismo a limpiadores, celadores, investigadores, enfermeros, médicos, cajeras, reponedores, policías… ¿Eran realmente estas profesiones más importantes que las otras? ¿Habíamos estado ciegos todo este tiempo atrás al no reconocerlas así? De nuevo, la película basada en el libro que leí vino a mi mente con mucha fuerza, A ciegas, la ceguera era el virus que abatía a la sociedad de la película. En ella se observaba cómo esta ceguera conseguía que todos viesen, o mejor dicho no viesen el mundo como lo habían estado haciendo siempre. Actos como beber agua limpia o ducharse se percibían como una verdadera bendición, actos que cualquier persona hace de la manera más inconsciente y automática se disfrutaban dándoles el valor que merecían, porque desde luego beber agua limpia y tener duchas calientes sigue sin ser fácilmente accesible en todo el mundo. Puede que no haya profesiones mejores o peores, puede que todas ellas sean igual de necesarias, pero desde luego, no cabe duda de que todas ellas tienen un valor por sí mismo, y merecen que se les considere siempre con ese grado. Un investigador puede pasarse años dejándose el culo en proyectos y un sanitario puede pasarse años conociendo a pacientes, tratando a pacientes y viendo cómo éstos recuperan su vida o la pierden en el proceso. Esto es así tanto en tiempos de bonanza sanitaria como en tiempos de pandemias. Que su labor sea más o menos necesitada no cambia su valor, así que puede que antes, efectivamente, estuviéramos ciegos, como los personajes de la película de Fernando Meirelles.

Y a raíz del pensamiento anterior yo seguía dándole vueltas a la gran semejanza que había entre la película y lo que estaba siendo la vida de la mayoría de las personas. Cuando el virus te infectaba, el paso a dar era claro: aislarse solo o ser aislado con personas que también se hubiesen infectado. Mi tía tuvo que pasar una cuarentena en casa, metida en la habitación que compartía con mi tío, sin tener contacto con él ni con mi prima. Es decir, de alguna manera todos ellos habían perdido cercanía con un ser querido, obligados a mantener una distancia con él/ella; en la película se perdía la visión, pero en nuestras vidas se estaba perdiendo el tacto. Nunca me han gustado las personas extremadamente amorosas, no somos ositos Yogui, somos personas con emociones que de vez en cuando lo exteriorizan más o menos según el momento y la personalidad, pero tengo que reconocer que no poder besar o abrazar a alguien que quieres y que sabes que necesita ayuda y está mal es muy doloroso. Igual que no poder verlos cuando la situación se complicaba y había que recurrir a la hospitalización, en plantas especiales, en «zonas sucias». No sólo nos estábamos quedando «ciegos» porque no se nos permitía acudir a visitarlos, sino que había lugares donde se les confinaba. En el caso de la película esto era mucho más horrible, porque el espacio habilitado para aislar a todos los ciegos era un manicomio y ninguno era tratado, no se conocía absolutamente nada del «mal blanco» y por tanto la única solución era alejar a los enfermos, no tratar de curar a los enfermos. Por suerte el conocimiento que tenemos hoy en día de nuestra biología y la posesión de medicamentos para intentar mantenerla en un funcionamiento vital, aunque ese vital roce la frontera de lo mortal, es amplío y la mayoría de personas eran atendidas.

BUSCANDO UNA EXPLICACIÓN: DOS VELAS PARA UN DIABLO

Y en los peores momentos, cuando me encontraba metida en casa, siendo muy consciente de todo lo que no estaba pudiendo hacer por el confinamiento, la pregunta que taladraba mi mente era: ¿Por qué nos ha ocurrido esto? Desde muy pequeña he estado obsesionada con preguntar los porqués de las cosas. Recuerdo que en muchas clases e incluso en conversaciones de grupo con compañeros, estos porqués acudían a mi mente de forma involuntaria y yo tenía que hacer un esfuerzo para que no se materializasen en sonido y no saliesen de mi boca, a veces podía resultar pesada e incluso inconveniente. Sin embargo; recuerdo a una chica que me conocía muy bien en este tema, y simplemente con mirarme, sonreía y entonces yo me daba cuenta de que ella sabía lo que pasaba por mi cabeza «¿Por qué?» No sabría explicar bien qué tipo de alivio o grado de satisfacción me reporta el comprender algo que podría creerme con mucha fe. Creo que la sensación es tranquilidad, es sentir que lo entiendo bien, porque entonces así puedo aceptarlo de verdad, puedo recordarlo mejor siempre y puedo compartirlo con otras personas estando segura de no decirles un mero bulo que sonaba bien. Esto tiene una parte mala, claro, no siempre puedes entender el motivo de todo al 100%. Por mucho que busques en libros, por mucho que preguntes sobre ello, por mucho que reflexiones tú mismo, no obtienes la respuesta, y entonces te frustras, posiblemente te obsesiones y al final acabes quemado, con mucha energía invertida para estar en el mismo punto que al principio: No lo sé. En estos puntos, trato siempre de dar teorías, a riesgo de que todas sean falsas o todas sean ciertas y no haya una única explicación. De algún modo me hace sentir más protegida hacerlo, porque siento que al menos sé más que antes, porque he pensado acerca de ello y he dado mis propias hipótesis que esperan en algún momento ser aceptadas o refutadas. Así que esto mismo hice con el virus:

Teoría, ¿un castigo de la naturaleza?: Este sin duda fue el motivo más fuerte que pude encontrar para explicar la aparición de este virus. Un castigo, impulsado por la propia fuerza natural del mundo/por seres divinos/por un Dios, sobre toda la humanidad. Posiblemente sea un pensamiento dramático y desde luego muy oscuro, pero sinceramente pensaba que era así. Seres humanos enfrascados en sus vidas, corriendo siempre a todos lados, disfrutando como si el disfrute fuese una necesidad de primer grado y no tuviéramos que agradecerlo como privilegio, inundando lugares de nuestra presencia, de nuestras basuras, creyéndonos poderosos y con derecho a disponer de todo, manteniendo relaciones superficiales, fugaces con personas de nuestra propia familia… Todas estas razones las iba enumerando en mi cabeza como argumentos a favor de mi teoría. En los periódicos y páginas web había datos que confirmaban muchas de ellas, pues el periodo de confinamiento disminuyó la contaminación de las ciudades, aumentó la necesidad de contactar y ver a nuestros amigos y familiares, consiguió que deseáramos salir a bares, parques, restaurantes viéndolos como los pequeños grandes privilegios que son, nos vimos vulnerables ante un microorganismo que no veíamos, era diminuto y nosotros gigantes, pero nos obligó a meternos en nuestras casas porque no sabíamos cómo defendernos. Nos hicimos algo más humildes y algo más solidarios. Aún así, había otros argumentos que me echaban al traste la teoría, pues no todos los seres humanos somos iguales y este virus estaba castigando a todos. «Pagar justos por pecadores» era la frase que me venía a la cabeza, la horrible frase que de niños hemos escuchado cuando toda la clase se quedaba sin recreo por culpa de tres graciosos maleducados. De algún modo, esta injusticia motiva a los justos a concienciar a los pecadores de sus malos comportamientos, a empujarlos a cambiar, y nunca hay mejor enseñanza que la que te dan tus semejantes porque cuando viene de arriba los dos cambios que se pueden ocasionar son: sumisión y aceptación sin convicción/sublevación por ver limitada tu libertad. Pero además de esta razón, no comprendía por qué buscar el castigo de todos cuando los poderosos y famosos seguían teniendo más privilegios que el resto, cuando el confinamiento en las casas no se vivía de la misma manera en unos u otros casos. Ellos en sus casas-mansión y yo en un piso con vistas a otro piso igual. Pero claro, el virus no buscaba el confinamiento, buscaba infectar, el confinamiento fue un arma de defensa impuesta por el propio ser humano, de manera que el virus en condiciones normales no habría hecho distinción entre los inquilinos de palacios o los inquilinos de habitaciones de alquiler.

Mi teoría tenía más puntos débiles, muchos de los cuales a lo mejor ni fui capaz de reconocer, pero lo que sí reconocí es que alguien más pensaba como yo. Laura Gallego, en su libro Dos velas para el diablo21, expone un mundo donde los ángeles y demonios viven entre nosotros, los humanos, una especie híbrida que surgió de la unión de ambos en tiempos pasados. Humanos con las mejores partes de los dos seres, hijos del equilibrio, pero cada vez más próximos a los demonios por cruces entre demonios y humanos. Su carácter era cada vez más destructivo, más caótico, más despreocupado con la vida y el cuidado del entorno. Los humanos estaban matando a los ángeles, y si los ángeles morían la existencia de los demonios peligraba también. Una de las soluciones aportadas por estos últimos fue la creación de un virus, un virus letal para toda la humanidad, para eliminar aquello que se había descontrolado. Ese virus bien podría haber sido el coronavirus. Pero puede que en esta ocasión hayamos tenido suerte, puede que haya primado la solución de los ángeles a la de los demonios, pues ellos confiaban en que los próximos humanos, volverían a ser los de antaño y volverían a encontrar el equilibrio en la vida.

CONCLUSIONES

El confinamiento que sufrimos en la primavera de 2020, a pesar de la terrible circunstancia que lo motivaba, ha sido una oportunidad para evolucionar en nuestra asignatura y de crecimiento personal para el alumnado. Algunos estudiantes han resaltado en sus trabajos la posibilidad de evadirse de la realidad con el visionado de las películas y la lectura de los libros, a la vez de la alegría de poder estar en contacto con sus compañeros/as y la necesidad de información sobre la evolución del curso gracias a las videoconferencias. Tal vez esa distancia obligada entre estudiantes y profesorado se haya convertido, en el fondo, en cercanía, al menos en nuestra asignatura. O así al menos lo ha vivido el profesorado. ¿Sobrevivirá la asignatura un año más o habrá que aplicar la eutanasia? Es el doloroso interrogante al que nos enfrentamos curso tras curso.

EPÍLOGO

En el curso que empieza en este año tan atípico (2020-2021) se ha matriculado en primero de Medicina una conocida. Cuando habló con su madre de nuestra asignatura su respuesta fue «Uy, esa asignatura es de frikis». Esta respuesta da mucho que pensar ¿no es así?

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Andrea Jurado Muñoz, 22 años. Estudiante licenciada en Biología Sanitaria por la Universidad de Alcalá. Continúa su formación con un Máster en Microbiología y presenta un gran espíritu a la hora de ampliar su aprendizaje y experiencia a través de cursos de carácter científico (Medicina Personalizada de Precisión) y Becas (AECC). Dicho artículo es el primero que publica y espera y desea que sea el primero de muchos más.

Dolores Ruiz-Berdún es doctora en Historia de la Ciencia y profesora de Humanidades Médicas en la Universidad de Alcalá, donde también imparte la asignatura transversal: “Cine y literatura en Ciencias de la Salud: humanizando el Sistema Sanitario”. Ha obtenido diversos premios de investigación y de docencia y es autora de numerosas publicaciones: https://www.researchgate.net/profile/Lola_RUIZ-BERDUN