RIVERA-HERNÁNDEZ, Aurora. Los otros niños. Infancia(s) y prácticas funerarias en las comunidades fenicias y púnicas de Sicilia, Cerdeña e Ibiza. Valencia: Servei de Publicacions de la Universitat de València (SAGVNTVM. Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia, Extra-24), 2024, 386 pp. [ISBN 978-84-9133-705-8]

En “Los otros niños. Infancia(s) y prácticas funerarias en las comunidades fenicias y púnicas de Sicilia, Cerdeña e Ibiza” Aurora Rivera-Hernández plantea un novedoso estudio integral de la infancia en el mundo fenicio y púnico en tres espacios mediterráneos. Fruto de su tesis doctoral, la infancia se convierte en el eje que articula el análisis de las sociedades que habitaron estos espacios. Aplicando la dimensión de Género y revisando materiales de todo tipo, inicia un interesante estudio sobre la infancia desde un punto de vista social, económico y familiar. El trabajo se titula “los otros niños”, haciendo un guiño a los individuos infantiles ignorados en la investigación feno-púnica hasta el presente. El llamado sacrificio infantil en el mundo fenicio, presente en las fuentes literarias bajo el amparo de un dios Molok y materializado en los toffet, ha provocado grandes debates historiográficos. En cambio, las otras infancias habían sido dejadas de lado. A lo largo de ocho capítulos se ofrece al lector una revisión completa a nivel metodológico, presentando los principales dilemas y perspectivas actuales. Además, se incluye un estudio detallado de estos tres espacios geográficos.

La introducción (pp. 23-32) plantea todos los problemas en torno al estudio de la infancia, etapa vital invisibilizada en la investigación sobre la Antigüedad bajo la categoría de “fase no productiva”. Este prejuicio ha llevado a disminuir la atención sobre cuestiones clave como la afectividad o el aprendizaje de los niños en las labores productivas. El interés de la investigación se había centrado en los espacios políticos, religiosos y económicos de las poblaciones. Hasta que no arrancaron los primeros tímidos estudios sobre infancia, lactancia y nacimiento, en torno a los años ochenta del pasado siglo, no hubo un planteamiento general del sesgo que implicaba considerar que todos los niños habían acabado en el toffet. La autora hace un amplio recorrido bibliográfico que va más allá del mundo fenicio y púnico, estableciendo comparaciones con el mundo griego. De hecho, el objetivo del libro de Aurora Rivero tiene como finalidad hablar de la infancia en un sentido amplio, como una fase vital que implica la integración en el trabajo y en la familia. Los niños que no solo juegan, se construyen como adultos, evidenciando los valores de la sociedad que los acoge y sostiene.

El capítulo segundo, titulado “El (mal)trato a los niños en las narrativas históricas y arqueológicas” (pp. 33-52), está dedicado a los prejuicios sobre los fenicios en general y los niños en particular. Las fuentes literarias, de origen romano, y escritas desde la élite, no apreciaban la infancia en sí, mucho menos la de otros pueblos. Para sostener que la infancia existió, la autora analiza el registro arqueológico. Atiende a datos como las tasas de mortalidad en los primeros meses de vida, los trabajos sobre el afecto y la visión de la muerte dentro de la familia y de la comunidad, así como los derechos de los niños de estar (o no) en suelo sagrado. Es especialmente relevante la revisión desde la dimensión de género de que las niñas son menos apreciadas al nacer, pues discute con poderosos argumentos, basados en resultados de análisis de cuerpos infantiles en excavaciones arqueológicas. Finalmente, aporta datos del mundo griego, como los pozos de neonatos del ágora de Atenas y de Mesene para contextualizar el complejo problema del análisis de los espacios funerarios destinados a niños de pocos meses de vida.

El capítulo tercero “Los estudios sobre la infancia en el ámbito fenicio y púnico” (pp. 53-72) es quizá el menos original, pero igual de necesario, pues se centra en la única infancia fenicio y púnica que había interesado: el sacrificio Molok y los estudios en torno a los toffet. Trata de dejar de lado todos los prejuicios morales, como el sacrificio de niños imperfectos y propone una interesante alternativa sobre la infancia como una fase pura y perfecta que la acercaría a la divinidad. Es rico en citas y referencias, por lo que sirve como una actualización al estado de la cuestión.

El capítulo cuarto, “lo que las tumbas pueden contar sobre los niños: cuestiones teóricas y de método” (pp. 73-98) está dedicado al estudio de las variables que se deberían tener en el futuro en cualquier estudio de necrópolis. Tiene la virtud de no centrarse únicamente en los individuos infantiles, sino que los sitúa en un contexto funerario más amplio. Introduce elementos novedosos como la posibilidad de que ciertas ofrendas funerarias procedan de niños para sus iguales, o el tratamiento de los contenedores funerarios desde una perspectiva simbólica. Los cerramientos de tumba infantil, hasta ahora considerados más descuidados, podían tener un significado propio, especialmente las vasijas con abertura. Finalmente, cada espacio funerario tiene un contexto local que ha de ser tenido en cuenta. El objetivo del capítulo es acabar con presuposiciones sobre el descuido y poco interés y valorar el hecho de que hubo individuos infantiles compartiendo espacio funerario con adultos, lo cual les integraba de alguna manera en la comunidad. Atiende a aspectos como el sexo, la edad, la salud o la dieta. Es especialmente relevante esta parte para los no especialistas en arqueología funeraria, pues indica con claridad cuáles son las consideraciones necesarias para el estudio de cualquier necrópolis.

A partir de este punto se desarrolla el estudio de cada uno de los espacios atendiendo a los principales yacimientos, ofreciendo un análisis detallado con aparato gráfico. Antecede este apartado un breve capítulo (pp. 99-112) donde se plantean la metodología y la documentación utilizadas para la elaboración del trabajo, así como las limitaciones del estudio.

El capítulo sexto (pp. 113-196) está dedicado a Sicilia, el séptimo a Cerdeña y el octavo a Ibiza. En todos ellos se presentan los yacimientos excavados atendiendo a la antigüedad de las excavaciones y a la conservación de restos. En ese sentido, la autora se enfrenta a dificultades, como son el manejo de materiales de excavaciones muy antiguas donde no se recogían restos osteológicos. El estudio atiende tanto a estos restos como al tipo de tumba y el ajuar que acompañaba a los individuos infantiles. Destaca el deseo de la autora de marcar patrones locales, como ocurre en la necrópolis de Lilibeo y la presencia de fórceps, espátulas para el maquillaje y espejos en tumbas de mujeres con dificultades en el parto. En ocasiones, se hace complicado diferenciar las tumbas femeninas de las infantiles, especialmente cuando compartieron muerte con pocas horas de diferencia. La abundancia de datos hace que estos tres capítulos sean más adecuados para la consulta o para contrastar algún dato.

En el caso de Cerdeña (pp. 197-286), destaca la imbricación del estudio con las necrópolis nurágicas, con la dificultad que ello supone, por su abundancia y por la ambigüedad cronológica en tantos casos. Cerdeña es entendida como un espacio de contacto desde el mar y el interior que implica a fenicios y a locales. También se atienden a costumbres locales como la colocación de piedras sobre el cuerpo, en partes significativas con finalidad ritual, tal y como ocurre en Monte Sirai.

Finalmente, en Ibiza (pp. 287-326) se encuentra la gran necrópolis de Puig dels Molins. Por desgracia, los restos osteológicos de las primeras excavaciones no fueron almacenados, dejando la interpretación basada en el ajuar. En el caso de Ibiza, los individuos infantiles sí aparecen asociados a restos menos monumentales pero también han aparecido elementos de juego móviles como las muñecas articuladas.

Estos tres capítulos tienen la virtud de dar información detallada de tres espacios mediterráneos en el que lo fenicio y púnico se pone en comunicación con los patrones locales. Además, cuentan con tablas que almacenan y organizan la información de las necrópolis, facilitando su consulta. En ese sentido puede ser un manual para organizar los datos para estudios posteriores y el trabajo más completo hasta el presente. Si bien la profusión de tablas dificulta en ocasiones la lectura, no dejan de ser datos que se ofrecen al lector para su posterior consulta y que permiten contrastar los datos analizados por la autora.

Las conclusiones, reflejadas en el capítulo noveno “lo que las tumbas cuentan sobre los niños en las comunidades fenicias y púnicas de Sicilia, Cerdeña e Ibiza” (pp. 327-360) aúnan lo recogido a lo largo de todo el trabajo para ofrecer una visión global sobra la infancia. La autora defiende que los niños han sido interpretados desde el prejuicio, con patrones estereotipados que llevaban a los individuos infantiles a un enterramiento de menor inversión económica, temporal, de cuidados y afectivo emocional, que la realizada en los funerales destinados a los adultos. Sin embargo, y como bien se expone a lo largo del libro, hay otras intersecciones. Los individuos infantiles pueden tener menos ajuar, pero ese ajuar estará determinado por su estrato social. La clase aparece un elemento mucho más determinante que el género o la edad. Es decir, los individuos infantiles fenicios y púnicos recibieron más o menos cuidados en función de la riqueza de sus familias. Finalmente, argumenta a favor de los patrones locales como la costumbre en Cerdeña de enterrar a los individuos fetales o perinatales junto a restos óseos animales o los enterramientos en torno al suelo doméstico. En ese sentido las tumbas infantiles serían otro espacio de cultura híbrida que debería ser incluido. No en vano, los niños y niñas estaban insertos en la sociedad, participando en las tareas productivas y preparándose para una edad adulta que nunca les llegó.

El libro es, sin duda, una precisa aproximación al tema, la primera en lengua castellana, que esperamos sea completada en el futuro con nuevos contextos geográficos. Establece una metodología clara tanto en el tratamiento de los restos materiales como en la aplicación de metodologías novedosas, como la dimensión de género. Además cuenta con un aparato bibliográfico detallada y actualizado, especialmente en lo que ataña a las publicaciones de los yacimientos. Aporta un elemento novedoso y es la inclusión de la infancia como parte de la sociedad fenicia en el contexto de la expansión mediterránea. Este acercamiento ayuda a una mayor comprensión de dicha sociedad, valorando el ciclo vital de los fenicios desde la infancia hasta la vejez. También avanza en el estudio de los contextos híbridos mediterráneos y a conectar los elementos puramente fenicios con las aportaciones locales.

Elena Duce Pastor
Universidad Autónoma de Madrid
elena.duce@uam.es