ISSN: 0213-2052 - eISSN: 2530-4100
DOI: https://doi.org/10.14201/shha31722

HELENA AUGUSTA, LA DOMUS DIVINA Y AUGUSTA EMERITA EN EPOCA CONSTANTINIANA

Helena Augusta, the domus Divina and Augusta Emerita in Constantinian times

José Carlos SAQUETE
Universidad de Sevilla
csaquete@us.es
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-1416-8034

Fecha de recepción: 30/05/2024Fecha de aceptación: 20/11/2024

RESUMEN: En este trabajo se estudia una dedicación a la domus divina y a Helena Augusta, probablemente la madre de Constantino, en una inscripción opistógrafa hallada en Mérida. Es la primera inscripción documentada en Hispania a una de las mujeres más importantes de su tiempo y no existen muchas en todo el Imperio romano, ya que las mujeres de la familia imperial aparecen muy poco en la epigrafía desde época tetrárquica, y tampoco es habitual la presencia de la domus divina en los epígrafes de este período. A pesar de su formulario y vocabulario escueto, muy diferente al utilizado en las inscripciones del s. IV, la dedicación toma sentido en relación con la posición administrativa de Emerita en tiempos de Constantino.

Palabras clave: Mujeres; Familia imperial; Visibilidad epigráfica; Curia colonial.

ABSTRACT: In this paper, I reflect on a dedication to the domus divina and to Helena Augusta, probably Constantine’s mother, in an opisthographic inscription found in Mérida. It is the first documented inscription in Hispania to one of the most important women of her time. There are few examples in the Roman Empire since the women of the imperial family appeared very little in epigraphy from the Tetrarchic era onwards. Furthermore, the presence of the domus divina in the inscriptions of this period is not common either. Despite its form and concise vocabulary, which are very different from that used in the inscriptions of IV cent., the dedication makes sense concerning the administrative position of Emerita in the times of Constantine.

Keywords: Women; Imperial Family; Epigraphic Visibility; Colonial Council.

El azar y el acierto de dos colegas del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida ha permitido la unión de dos fragmentos de un ara, uno hallado en 1970 y otro en 2022, y que conserva sendos textos epigráficos en sus dos caras principales1. El primero es una dedicación pública realizada por la colonia a L. Elio César, con información muy interesante y sobre la que volveré en otro lugar. El segundo, aparentemente más modesto, recoge una dedicación a Helena Augusta. El texto, a pesar de la fractura central de la pieza, se lee bastante bien (Fig. 1):

In hono/rem/ dom(us) div(inae)/ Helenae/ Augustae

Figura 1. Ara pedestal con dedicación a Helena Augusta. © Consorcio Ciudad Monumental de Mérida/Santiago Feijoo.

Sin duda, como platean los editores del epígrafe, debe tratarse de la madre de Constantino. Su hija Helena, casada primero con Crispo y posteriormente con el emperador Juliano, parece haber llevado el título de nobilissima femina y no está claro si llegó a ostentar el de Augusta2. Aun así, solo lo habría hecho unos pocos meses, entre febrero del año 360, fecha en la que su esposo Juliano fue proclamado emperador, y noviembre del mismo año, cuando ya habría fallecido3.

El epígrafe presenta diversas peculiaridades que, en mi opinión, merecen los comentarios que siguen a continuación. En primer lugar, llama la atención la factura deficiente de su ejecución. A pesar de que se trata de una pieza reutilizada, opistógrafa, y que ha sufrido un fuerte desgaste, se observa bien que la ordinatio y el ductus no se han cuidado nada, aunque este hecho es bastante habitual en inscripciones del s. IV.

Las inscripciones de las mujeres de la familia constantiniana son bastante escasas, si se comparan con los cientos de epígrafes que recuerdan al propio emperador y a sus hijos varones. En realidad, desde los inicios de la tetrarquía, se observa una disminución de la presencia de los miembros femeninos de las familias de los diversos emperadores y cesares en la epigrafía4. Se puede afirmar que la visibilidad epigráfica de estas mujeres decreció porque en el sistema tetrárquico la legitimación del poder imperial procedía de la elección; no hacía pues falta incidir en el elemento dinástico familiar, basado en el parentesco sanguíneo, y en el que la esposa del emperador había sido un elemento clave5. Así, en el s. III habían sido muy frecuentes las dedicaciones en las que aparecía no solo el emperador o sus hijos varones, sino también alguna de las mujeres de su familia, normalmente su esposa, mostrando así la visibilidad del elemento femenino, que ayudaba a transmitir sensación de continuidad en un período de alta inestabilidad política6.

Por su parte, Constantino recuperó el mensaje dinástico, sobre todo cuando quedó como único Augusto en el año 325 tras vencer a Licinio; de hecho, es precisamente tras la muerte de este, cuando Fausta y Helena, esposa y madre de Constantino respectivamente, recibieron el título de Augusta7; sin embargo, frente a lo que había sucedido hasta la Tetrarquía, esto no significó un aumento ostensible de la presencia de las mujeres de su familia en la epigrafía. Son muy pocas las inscripciones en las que se recuerda a Helena Augusta, casi todas en la parte occidental del imperio, especialmente Roma8. De las otras mujeres de la familia de Constantino, su esposa Fausta, su hermanastra Constantia o sus hijas Constantina y Helena, es todavía más extraño encontrar menciones en la epigrafía9.

Cronológicamente, la inscripción emeritense debe situarse entre finales del año 324 o inicios de 325, cuando habría recibido el título de Augusta, y el final del 329, fecha en la que falleció. En los epígrafes conservados de la madre de Constantino suele hacerse referencia a expresiones y epítetos muy utilizados en esta época, como domina nostra, piissima y venerabilis y, sobre todo, a su papel como progenitora (genetrix, procreatrix) del emperador, abuela (avia) de los césares e, incluso, esposa (coniux castissima) del Divus Constantius10. Es obvio que el soporte emeritense, reutilizado, no permitía un texto extenso, aunque a tenor del reflejado en la otra cara, del s. II, se podría haber incluido más información. La propaganda oficial, como se observa en los epígrafes dedicados a Helena Augusta en Roma y otras ciudades itálicas, de donde proceden la mayoría de los conservados, hace hincapié en su papel dinástico. La Augusta vivía en Roma desde el año 315 y tras la muerte de Fausta en 326 era la mujer más importante de la familia de Constantino y el pilar del que descendían el emperador y los otros miembros de la dinastía, los hijos e hijas de Constantino, a cuyo linaje divino (divina prosapia, divina indoles, divina stirpes), engendrado por el creador del Imperio (auctor Romani imperii), aluden diversas inscripciones. Varios autores tardíos, como Eusebio de Cesarea, Paulino de Nola o Sulpicio Severo, inciden en el poder que tenía Helena Augusta especialmente en estos años11.

Sin embargo, el pequeño pedestal emeritense menciona a la domus divina y, frente a lo que pueda parecer en principio, es un hecho muy extraño en la epigrafía de época constantiniana. Aunque hay algún ejemplo desde Tiberio en adelante12, la aparición de esta expresión se da fundamentalmente a partir de los Severos13. La domus divina incluía a todos los miembros de la familia imperial y su mención ponía de manifiesto una clara intención dinástica, aunque siempre era importante destacar a las esposas y a los hijos varones frente al resto. Durante todo el s. III será muy frecuente encontrar múltiples inscripciones en las que se menciona la expresión in honorem domus divinae, más o menos abreviada; sin embargo, desde época tetrárquica se hacen muy extrañas y son casi excepcionales a partir de entonces14. De hecho, sólo un epígrafe dedicado a la domus divina puede fecharse claramente en tiempos de Constantino, que recoge la consagración en año 325 de un santuario mitraico en Germania Superior15.

Este hecho no significa que la domus divina desapareciese, ya que, para Constantino, que restableció el sistema de poder unipersonal dentro del imperio, era muy importante mostrar quienes formaban parte de su familia, en la que debía realizarse la sucesión16; sin embargo, la documentación disponible indica que durante el s. IV la expresión se utilizó especialmente para referirse a las propiedades de la casa imperial17. En las inscripciones conservadas a partir de época constantiniana, el vocabulario y las expresiones referidas a los emperadores y sus hijos varones son muy diferentes a las de tiempos anteriores, siendo muy raras las que recuerdan a las mujeres de su familia. En este contexto, se puede decir que la dedicación a la domus divina contenida en el epígrafe emeritense, fechada con seguridad en época constantiniana, mira al pasado, siendo también el único epígrafe conservado en el que se menciona a Helena Augusta en las provincias hispanas. Su excepcionalidad, que no sigue las fórmulas propagandísticas de este momento, y su protagonista, la madre del emperador, nos lleva a la cuestión de quién realizó la dedicación y su función.

El texto del año 137 dedicado a Elio César que presenta la otra cara del monumento indica claramente que este fue realizado por el ordo decurionum de la colonia tras el correspondiente decreto y durante el mandato de los IIviri en ejercicio. El soporte, de pequeñas dimensiones, tiene unas características formales iguales a un pedestal con forma de ara procedente de Norba y dedicado al emperador Septimio Severo. De nuevo, se trata de una dedicación realizada por decreto decurional y en la que se explicita, además de los IIviri de ese año, el peso de diez libras de plata que tenía el objeto ofrecido y sostenido por el ara-pedestal18. Por tipología y texto, también se puede conectar el conocido pedestal de parecidas dimensiones que sostenía un busto de Tito Vespasiano César de cinco libras de oro y que fue dedicado por la provincia Lusitania, siendo gobernador provincial C. Arruntius Catellius Celer y flamen provincial L. Iunius Latro19.

Aunque su estado de conservación no permite confirmarlo, el ara-pedestal recientemente unida debió llevar un busto, pequeña estatua u otro objeto votivo, primero vinculado a Elio César y casi dos siglos después a Helena Augusta20. Lo más lógico sería pensar que la dedicación a esta última también habría sido realizada por el ordo decurionum, pero no hay ninguna mención al mismo, a la colonia o a la curia, término que se utiliza ya en la epigrafía de esta época. Además, se debería haber esperado algo más cuidado por parte de un homenaje público, aunque estos eran otros tiempos y los recursos económicos de las ciudades eran mucho más limitados21. A pesar de la posición administrativa de la ciudad, sede del praeses provinciae Lusitaniae, del vicarius Hispaniarum y también del comes Hispaniarum en este período, la situación económica de la colonia no era quizás la mejor22. Al igual que en las restantes ciudades del imperio, los curiales emeritenses debían responsabilizarse de un buen número de cargas económicas o munera que mermaban su riqueza. De hecho, sabemos que la curia de la colonia solicitó al senado de Roma antes del año 377 que el joven Valerio Fortunato, de familia emeritense, a quien su madre había borrado del censo senatorial cuando era pequeño debido a su falta de recursos económicos, fuese adscrito como curial y se hiciese responsable de las cargas correspondientes23. Finalmente, la curia renunció a un litigio estéril en los tribunales, pero este hecho indica la necesidad de recursos que tenía la ciudad.

En este contexto, son las autoridades del poder central las que se encargarán de llevar a cabo la restauración de edificios emblemáticos de la colonia como el teatro, en tiempos de Constantino, y el circo, entre los años 337 y 340, ya en época de sus hijos24. La fecha concreta de los trabajos llevados a cabo en el teatro no es fácil de confirmar, debido a la fragmentación de un epígrafe que tenía dos metros y medio en origen25. Tradicionalmente se ha situado su cronología entre los años 333 y 337 asumiendo que en la inscripción son mencionados además de Constantino, sus tres hijos Constantino, Constancio y Constante como Césares. Sin embargo, como han puesto de manifiesto varios autores, la presencia de Constante no se puede confirmar, de modo que el epígrafe, en este caso, podría tener una datación anterior a diciembre de 333, pero la alusión al comes Hispaniarum Severo, activo entre 333 y 336 no permite ir mucho más atrás26.

Ante la ausencia de mención de instituciones públicas y la mala factura de la inscripción, no se puede descartar completamente que estemos ante una dedicación privada, pero estas son cada vez más extrañas en el s. IV y sobre todo en las provincias occidentales, implicando además la apropiación de una pieza pública. En cuanto a su ubicación, teniendo en cuenta el tamaño de la pieza y la posibilidad de que hubiera un objeto en la parte superior, debía estar en un lugar cerrado, probablemente en la sede de la propia curia o alguna aedes anexa, pero siempre en una construcción pública, que no debía estar muy lejos del sitio donde fue hallada, precisamente en los aledaños de la zona en la que comenzaba superficie del foro de la colonia. De hecho, el epígrafe fue localizado en un solar donde se documentan restos de unas importantes termas públicas, aunque no sea este el tipo de ambiente habitual donde se encuentran este tipo de objetos de carácter votivo27.

En fin, muy probablemente tras la derrota y muerte posterior de Licinio en 324, la curia de la splendidissima colonia Emeritensium quiso honrar al único emperador reinante, Constantino, y decidió realizar un homenaje a su madre, Helena Augusta, reutilizando la vieja pieza del s. II. Aunque poco cuidado y modesto, no dejaba de ser una muestra de respeto a la mujer más importante del imperio en el momento en que fue dedicado, lleno de carga ideológica, por ser la madre del emperador y por la referencia a la domus divina, aunque la fórmula epigráfica utilizada ya estuviera en desuso.

AGRADECIMIENTOS

Este artículo es resultado de las tareas realizadas por ORDO VII dentro del proyecto PID2022-138873NB-100. Quiero agradecer al Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida en la persona de su Director, Félix Palma, las fotos que me han proporcionado de la pieza y el permiso para publicarlas, así como a Luis A. Hidalgo su amabilidad y disponibilidad para poder ver el epígrafe directamente en los almacenes del Consorcio.

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1. Hidalgo Martín y Feijoo Martínez, “L. Aelius Caesar y Helena Augusta”. La parte superior del ara fue publicada por Ramírez Sádaba en CIIAE 51, láms. XXXVIIIa y b (= HEp 13, 2003/4, 110); y Stylow y Ventura Villanueva, “Los hallazgos epigráficos”, nº 8, 480-481, figs. 29-30 (= HEp 19, 2010, 38).

2. PLRE 409, Helena 2; RIC VII 503 ss

3. Amm.Marc. 21, 5

4. Sobre esta cuestión, Saquete, “Las mujeres de la familia imperial”.

5. De hecho, todas las esposas e hijas de los tetrarcas llevarán el título de nobilissima femina, excepto Galeria Valeria (PLRE I, 937), hija de Diocleciano y esposa de Galerio, que recibió el título de Augusta en el año 308 (Casella, “Il ruolo di Galeria Valeria”, 247 ss.; Saquete, “Las mujeres de la familia imperial”, 639 ss.).

6. Klein, “Römische Kaiserinnen”, 94 ss.

7. Hasta entonces, ambas llevaron el título de nobilissima femina (Hillner, Helena Augusta, 122; Kienast, Eck y Heil, Römische Kaisertabelle, 291 y 292).

8. CIL VIII, 1633; CIL X, 1483; CIL X, 517 = ILS 708 = AE 1993, 451; CIL VI, 1134 = 31243 = ILS 709; CIL VI, 1135; CIL VI, 1136 = 31244; CIL VI, 36950 = AE 1903, 122; CIL IX, 2446; CIL IX, 6581. En cuanto a CIL X, 1484, hay dudas sobre su autenticidad. En oriente sólo se conocen CIG 4349 y IK Side 47, ambas de Side, en Panfilia. Vid. Drijvers, Helena Augusta, 45-54; Saquete, “Las mujeres de la familia imperial”, 632-633 y por último Hillner, Helena Augusta.

9. De Fausta solo se conocen cuatro (CIL III, 14378a; CIL XII, 668 = AE 1952, 107 = AE 2004, 880; AE 2007, 354; CIL X, 678 = ILS 710); y de las restantes, solo una inscripción de cada una (Constantia en CIL VI, 40777 = ILS 711; Constantina en CIL VI, 40790 = AE 1989, 76 = AE 1995, 195; y Helena en Cerrito, “Un inedito frammento”, 304 ss., fechada en 337 y donde aparece como nobilissima femina).

10. Saquete, “Las mujeres de la familia imperial”, 640-641.

11. Eus., V.C. 3.47.3; Paul.Nol., Ep. 31.4; Sulp.Sev., Chron. 2.33.5. Sobre su figura en las fuentes de esta época, Pavón, “Intrigas femeninas”.

12. Tiberio: CIL XIII, 4635; AE 1978, 295 = AE 1988, 553. Claudio: CIL VII, 11. Domiciano: CIL X, 1632. Trajano: CIL VIII, 25902. Adriano: HEp 2003/04, 110. Antonino Pío: CIL XIII, 7458 = AE 1903, 311; CILA 3.1, 84 = AE 1976, 351; AE 1927, 115; RIB 1, 707; Marco Aurelio: CIL VIII, 1471 = 15514; 1498 = 26528; 4305; 26479; 16693 = ILS 4459 = AE 1888, 118; 26121 = AE 1892, 145; 1267 = ILS 5461; CIL XIII, 7270 = ILS 7093; CIL XIV, 40; 41 = 4301 = 4302 = ILS 4135; AE 1933, 80 = AE 1933, 81. Cómodo: CIL VIII, 14792; 2618 = 18096; CIL XIII, 6604; 6646; 1752 = ILS 4132; 6127 = ILS 2401; AE 1996, 1150.

13. Fishwick, The imperial cult in Latin West, 423-435.

14. CIL VIII, 1488 = 15507 = 26574a (Thugga); CIL XIII, 8019 (Bonna); 6727 (Mogontiacum); AE 2003, 1423 (Bolcske).

15. CIMRM 2, 1314 (Gimmeldingen): In h(onorem) d(omus) [d(ivinae)] / deo Invi<c=H>[to] Mi<th=D>r[a]e / Maternin(i)us Faustinu[s] / c<o=A>rax fan[um] cum solo Invi<c=H>t[o] / in suo fecit c[onsa]cratus X K(alendas) Feb(ruarias) // fanus consacra[tus] / per Potentianum / patrem co(nsulibus) / Paulino et Iuliano / l(ibens) l(aetus) m(erito).

16. Wienand, “The making of an imperial dynasty”.

17. Jones, The Later Roman Empire, 205, 255, 407, 417 y esp. 425 ss.; y, por ejemplo, Forlin Patrucco, “Domus divina per Cappadociam”; Azzarello, Il dossier della ‘domus divina’.

18. CIL II, 693 = CILCaceres 1, 113.

19. CIL II, 5264 = ILS 261 = CIIAE 24.

20. Hidalgo Martín y Feijoo Martínez, “L. Aelius Caesar y Helena Augusta”, 288, plantean la posibilidad, aunque tienen sus dudas.

21. Una constitución imperial del año 317 recogida en el Código Teodosiano ya hace referencia a la crisis de las curias hispanas (CTh 12.1.4). En el mismo sentido, sobre oriente, CTh 12.1.10.

22. Arce, El último siglo, 52 ss. Sobre los vicarii, recientemente, Cañizar Palacios, “Nullum penitus honoratorum”, y para los comites Hispaniarum de época constantiniana Wiewiorowski, “Comes Hispaniarum Octavianus”.

23. Symm., Orat. 8; Saquete, Las elites sociales, 90 ss. y 103.

24. CIIAE 62 = AE 2018, 834; CIIAE 63 = AE 1927, 165. También en el s. IV se habría erigido una estatua colosal entre el teatro y el anfiteatro, de la que se conservan restos, y que podría pertenecer a una representación de Roma o un emperador (Nogales Basarrate, “Estatua colosal en el teatro”, 223 ss).

25. Por último, Stylow y Ventura Villanueva, “Inscripciones asociadas a la scaena”, 179 ss.

26. Ramírez Sádaba en CIIAE 62; Stylow y Ventura Villanueva, “Inscripciones asociadas a la scaena”, 180 s.

27. Sobre esta cuestión, vid. Koppel “La decoración escultórica de las termas”, 339 ss. Según Ayerbe, Barrientos y Palma, “La curia de Augusta Emerita”, 312, el edificio se encontraría relativamente cerca.