ISSN: 0210-1696

PRESENTACIÓN

Las investigaciones que tienen en cuenta la percepción de los hermanos con discapacidad intelectual y de los hermanos sin discapacidad son escasas, por lo que S. Barbero y cols., en “¿Qué papel desempeñan los hermanos de personas con discapacidad intelectual en la edad adulta? Un estudio cualitativo con implicaciones educativas”, indagan en la relación entre hermanos cuando uno de ellos tiene discapacidad intelectual. En el artículo, describen los resultados de un estudio cualitativo en el que recogen las vivencias de personas con discapacidad intelectual y de sus hermanos tratando de comprender la relación entre ellos, así como sus implicaciones educativas, y destacando la importancia de visibilizar la figura de los hermanos de personas con discapacidad intelectual en la edad adulta.

Las personas con discapacidad intelectual presentan, entre otras, dificultades en el desarrollo de las habilidades motrices. De ahí que V. Castro y Z. Gaintza, en el artículo “El efecto del taekwondo adaptado en las habilidades motrices de las personas con discapacidad intelectual”, lleven a cabo un estudio longitudinal con personas con discapacidad intelectual que realizan taekwondo adaptado. El objetivo es demostrar que las personas con discapacidad intelectual pueden practicar un deporte de combate como es el taekwondo, además de valorar sus efectos en las habilidades de direccionalidad, equilibrio y coordinación.

La decisión sobre dónde ubicar un centro escolar dentro del plan urbanístico de una localidad no es algo sencillo, sino que depende de numerosas variables, siendo especialmente relevante, por las implicaciones que conlleva, conocer la ubicación de los centros de educación especial. En este sentido, los resultados que R. Tárraga-Mínguez y cols. presentan en el artículo “La ubicación geográfica de los colegios de educación especial. Una barrera adicional para la inclusión” muestran que los centros de educación especial suelen estar ubicados en las periferias, lo cual es desfavorable de cara a la inclusión y la participación social de las personas con discapacidad, aunque parece que la ubicación de los centros de educación especial de reciente creación no sigue los mismos patrones.

Es un hecho que, en los últimos años, los avances en relación a la emisión de normativa que promueva la inclusión educativa de las personas con discapacidad han sido significativos, aunque existen aún grandes brechas en cuanto a su implementación, concretamente en la universidad. Teniendo esto en cuenta, en el artículo “Experiencias de inclusión educativa de estudiantes universitarios con discapacidad. Metasíntesis”, G. B. González destaca la importancia de los facilitadores, en contrapartida a las barreras, y describe un estudio en el que se plantea analizar artículos que abordan diversas experiencias de inclusión de personas con discapacidad en la universidad.

En esta misma línea, para reducir las desigualdades y fomentar sociedades más justas e inclusivas, se debe garantizar un sistema educativo de calidad para que todos los estudiantes tengan la posibilidad de desarrollar al máximo sus potencialidades. La educación inclusiva promueve la identificación de las barreras que impiden el acceso, la participación y la promoción de todos los estudiantes, desafío bastante complejo en el caso del contexto rural. Y de ahí que, de P. A. Restrepo y cols., en “Oportunidades y barreras para la consolidación de prácticas de aula más inclusivas en el marco del modelo de Escuela Nueva”, presenten los resultados de un estudio de caso múltiple en el que tratan de identificar los factores que favorecen u obstaculizan los procesos inclusivos.