Leño, pino, abeto... Sinécdoques clásicas en los siglos de oro

Resumen

El latín lignum designaba —en la época clásica— la «madera», especialmente «para quemar», frente a materies que hacía referencia a la «destinada a la construcción». A las lenguas románicas pasó el sentido restringido («para quemar»), mientras que en el genérico pasó a significar «pipo de la fruta» u «objeto hecho en madera» (p.e. «tablilla para escribir»). También se utilizaba, en lengua poética sobre todo, como sinécdoque con el significado de «barco» (también en el latín bíblico y en el latín medieval), que pasa al italiano, al sardo y al catalán. Esta sinécdoque marinera era común a abies, alnus y pïnus: la primera y la última se repiten en algunos textos del Siglo de Oro que se citan más adelante. El español leño ha tenido ambos significados a lo largo de su historia, aunque probablemente ninguno de ellos como continuación hereditaria de la palabra latina: en el primer significado, «leño de árbol», quizás derive de leña (a su vez plural de lignum) y en el segundo quizás se trate de un italianismo o de un cultismo semántico (o de ambas cosas a la vez, como veremos).
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