ISSN: 1130-2887 - e-ISSN: 2340-4396

Chris Alden y Álvaro Méndez (2023). China and Latin America. Development, agency and geopolitics. 296 págs. New York: Bloomsbury Publishing. ISBN: 978-1-7869-9255-0.

China, como actor global, se ha convertido en un tema controversial en los últimos años.Su impresionante y rápido crecimiento económico y las ambiciosas iniciativas de infraestructura y conectividad han repercutido en el desarrollo de muchas regiones, incluyendo América Latina (AL). Chris Alden y Álvaro Méndez han logrado construir una interesante obra que permite al lector comprender la evolución de las relaciones entre China y AL, a través de un breve recorrido histórico y considerando elementos fundamentales como el desarrollo, la geopolítica y la agencia de los países.

A partir de estudios de casos latinoamericanos, los autores logran poner en perspectiva las particularidades de las relaciones bilaterales entre países de la región y China. Al mismo tiempo, interpretan la incidencia de las dinámicas económicas, políticas y sociales en la transformación geopolítica frente a la competencia entre China y Estados Unidos. Esto último, resulta un aporte muy pertinente del libro, pues señala los efectos que esta reconfiguración geopolítica ha tenido para los países de la región e, incluso, para la misma China.

El primer elemento que consideran los autores es el desarrollo; el cual se vincula con el crecimiento económico experimentado por algunos países de la región en la década pasada a raíz de la demanda de recursos del gigante asiático. Asimismo, los autores describen de qué manera el financiamiento y la inversión china en AL ha representado, tanto una oportunidad para la diversificación económica de algunos países, como riesgos y competencia para otros.

Los autores destacan los debates que han surgido sobre el rol de China en AL; por un lado, aquellos que consideran que la dependencia de algunos países de la región en las exportaciones de commodities hacia China representa una réplica de los viejos patrones de inserción internacional. Por otro lado, hay quienes consideran que las inversiones chinas en la región han comenzado a moverse desde el sector primario hacia áreas con mayor valor agregado tecnológico y con mayores oportunidades de empleabilidad, como las telecomunicaciones y el sector de ensamblaje automotriz. Si bien el libro trata de ilustrar esta distinción entre ambos debates a lo largo de los capítulos empíricos, los autores no parecen tomar partido por ninguno de los dos extremos.

El segundo elemento del análisis es la agencia. El libro se refiere a dos ejes fundamentales; por un lado, la agencia desde la diplomacia y el liderazgo económico y, por otro lado, la agencia desde los diversos intereses de los actores subnacionales. Los autores consideran que el principal aspecto a destacar de la agencia latinoamericana es la búsqueda de autonomía frente a la hegemonía de Estados Unidos. Frente a esta necesidad, China vino a presentarse como una oportunidad para conseguir el objetivo, ya sea desde la diversificación comercial o del financiamiento, o desde las alianzas políticas.

En este sentido, los autores rescatan categorías teóricas como la «autonomía relacional» de Russell y Tokatlian, la cual fue concebida para explicar algunas de las estrategias de los países de la región frente a sus relaciones con Estados Unidos. No obstante, los autores señalan que esta idea sobre la agencia, si bien resulta muy útil para entender la posición de los gobiernos frente a poderes externos, se queda en un plano estatal, ignorando el poder que tienen otros actores de la sociedad civil para movilizar recursos y hacer presión en favor de intereses particulares. En este sentido, las elites son claves para vincular el aparato estatal con actores externos.

Por otro lado, el tercer elemento abordado es el de la geopolítica. Los autores resaltan la poca reacción de Estados Unidos frente a la irrupción de China durante el primer decenio del siglo XXI; sin embargo, la diplomacia más agresiva de China, especialmente en Centro América y el Caribe, desembocó en una reafirmación geopolítica de Washington. En esta medida, los autores consideran que los aciertos del liderazgo chino en sus iniciativas económicas, políticas y diplomáticas y sus incidencias en la hegemonía de Estados Unidos, han reconfigurado la percepción de este último sobre el riesgo chino en la región.

La estructura del libro permite profundizar en diversos casos latinoamericanos con una rica evidencia empírica que acompaña al desarrollo del texto. En el primer capítulo los autores presentan una breve, pero bien lograda, perspectiva histórica sobre los vínculos que se fueron tejiendo entre China y América Latina y el Caribe desde el siglo XVI, tanto a nivel comercial, como cultural. Mientras que, en el segundo capítulo, se describe la evolución de las relaciones entre China y ALC en el periodo de Guerra Fría, resaltando la preeminencia ideológica y la influencia maoísta en la región.

A partir del tercer capítulo, el libro presenta un análisis más detallado de las relaciones económicas y políticas de algunos países de AL y China en el siglo XXI. Mientras que en el último capítulo se hace un acertado análisis sobre las reconfiguraciones geopolíticas y cómo estas son producto y, al mismo tiempo, afectan a las relaciones de China con AL. La fuerte competencia entre China y Estados Unidos ha desafiado una vez más la capacidad de autonomía de la región y su búsqueda de alternativas.

En términos de desarrollo, los autores señalan que la dinámica de la cooperación Sur-Sur entre China y AL estaría propiciando sus propios riesgos para la región. Asimismo, la conclusión en el aspecto geopolítico permite pensar sobre la percepción desde el lado chino; puesto que los cambiantes escenarios políticos, las crisis económicas, los niveles de deuda y otras tantas complicaciones para los actores chinos en AL llevaron al gigante asiático a «recalibrar su exposición al riesgo» en la región (pág. 193).

Vale recalcar que uno de los aportes más interesantes del libro es la perspectiva sobre las élites, así como la perspectiva teórica de la «autonomía relacional» de Russell y Tokatlian, puesto que resultan muy sugerentes para el análisis sobre el rol de China en AL, generando un debate más allá de las métricas del comercio y la inversión. No obstante, estos elementos teóricos podrían haber sido mejor aprovechados si se hubiese profundizado a lo largo de los capítulos empíricos. Esto es quizá una debilidad del libro, no obstante, no le resta valor a la construcción argumentativa de los autores.

Finalmente, este libro resulta de gran valor para los estudiosos de las relaciones China-AL, así como para quienes tratan de entender los desafíos del triángulo China-AL-Estados Unidos, no solo desde la perspectiva de la geopolítica, sino también desde la economía política comparada y la economía política internacional.

Mónica Angelina Vergara Toro

Pontificia Universidad Católica del Ecuador