Hugo Neira (2021). Bicentenario Perú. Dos siglos de pensamiento de peruanos. 668 págs. Lima: Universidad Ricardo Palma, Editorial Universitaria. ISBN: 978-612-4419-85-0.

Sostiene Hugo Neira que, en el Perú, desde los tiempos de la colonia, han existido un espíritu y una conciencia propios, que han permitido ir moldeando un pensamiento «divergente» que históricamente ha incidido en la variedad de líneas de fuga intelectuales que han impedido la definición y la existencia de un proyecto nacional en el país andino. La modernidad, desde la época de la independencia hasta nuestros días, ha sido moldeada por un «clima de época», un zeitgeist, que ha provocado que más allá de analizar el tiempo histórico en su más amplia concepción se haga necesario prestar atención a las ideas que han nacido, a quienes las han formulado y procesado o las corrientes ideológicas a las que se han adscrito estos; en definitiva, a cómo se ha reaccionado política e intelectualmente a la dualidad del poder y la sociedad. Este trabajo, siguiendo esa línea, propone una síntesis en la que confluyen historia de las ideas, historia social e historia política, en el que la independencia y la modernidad juegan un papel decisivo a la hora de entender la emancipación del Imperio español y así poder llevar a cabo una lectura alejada de lo que el autor señala como «nacionalitarismo». Para Neira, es necesario reabrir la conceptualización de nación, y verla, en el caso peruano, más como una consecuencia y no como un origen del propio pensamiento peruano. Ampliar la mirada a contextos más abarcadores para que emerjan nuevas potencialidades y nuevos puntos de vista, entendiendo el Perú a través de las relaciones intelectuales y políticas que se han ido tejiendo desde la independencia. Es decir, entender estas relaciones desde la asimetría, intelectual en el caso que nos atañe, existente entre la periferia y el centro, entre Perú y el Imperio español, Inglaterra, Francia o Estados Unidos. Las élites político-económicas que dominaron el período virreinal fueron las mismas que sentaron las bases de las diferentes independencias de la región; así el inicio de la genealogía del pensamiento político en el Perú está indefectiblemente marcado por las diferencias de raza y clase y por la hegemonía de un grupo, de ascendencia e influencia ideológica europea y/o occidental, sobre el resto de la población.

A lo largo de nueve capítulos Neira traza un recorrido por los que, a su juicio, son los pensadores e intelectuales más relevantes de la historia del Perú, desde los tiempos cercanos al fin de la colonia hasta la incertidumbre con la que caracteriza al siglo XXI. En el primer capítulo el autor presta una especial atención a los que él identifica como «precursores y republicanos», aquellas figuras, como en el caso de Tupac Amaru, que fueron pioneros −desde el punto de vista de la acción política y la elaboración intelectual− de un proyecto republicano sobre cuyas figuras más destacadas versa el segundo capítulo. Una de estas figuras destacadas fue la de Manuel González de Prada, cuya altura intelectual merece un capítulo en solitario, el tercero. El «ácrata profesional», como lo define Neira, será una figura fundamental para entender la influencia que posteriormente ejercerán los novecentistas en el Perú a través del positivismo, protagonistas del cuarto capítulo: estos serán el ariete intelectual que permitirá que dos de los intelectuales más importantes de la historia del Perú desarrollasen, con todas las implicaciones políticas, sociales e intelectuales que ese hecho tuvo, sus capacidades. Haya de la Torre y Mariátegui, los «intelectuales políticos» y protagonistas del quinto capítulo, serán los que sienten las bases de la política moderna y permitan la aparición de la primera gran generación intelectual del Perú, la de los historiadores. En el capítulo seis Hugo Neira rastrea en las figuras de Riva Agüero, Jorge Basandre, Raúl Porras o Pablo Macera la construcción de una conciencia nacional que buscaba sostener, desde el punto de vista histórico e intelectual, el proyecto nacional del Perú. El trabajo realizado por la generación de los historiadores es decisivo para entender el séptimo y el octavo capítulo, en los que el autor se centra respectivamente en la aparición de un pensamiento original en el Perú –de la mano de autores como Flora Tristán o J. C. Stenssoro− y en la explosión de las Ciencias Sociales y en su diversidad. El octavo es el capítulo de mayor extensión, entendiendo que es la época que el autor mejor conoce ya que él mismo pertenece a dicha generación intelectual. Es un apartado en el que también tienen cabida, más allá de la academia, las propuestas más heterodoxas como la literatura, en la que destacan las figuras de Vargas Llosa, José María Arguedas, Julio Ramón Ribeyro o César Vallejo, o el psicoanálisis. Sin embargo, la parte central del capítulo, y una de las más importantes del libro, está representada por aquellos trabajos que el autor considera decisivos para entender las décadas de los 60, los 70, los 80 y los 90 en el Perú, y que dada su extensión divide en dos etapas, prestando especial atención a los trabajos de Carlos Iván Degregori, Heraclio Bonilla, Karen Spalding, Osmar Gonzales, María Isabel Remy o Alberto Flores Galindo, que serán estructuradores de un capítulo que pretende abarcar cuarenta años decisivos para el Perú, años marcados por el desarrollo capitalista dependiente; la configuración de una de las izquierdas más fuertes de toda América Latina; la aparición de dos amenazas que pusieron en jaque al débil Estado democrático del Perú, Sendero Luminoso y Alberto Fujimori; el fin de los estudios multidisciplinarios y la llegada de la tecnocratización al pensamiento peruano. El trabajo se cierra con el noveno capítulo, en el que Hugo Neira se interroga sobre la imprevisibilidad del siglo XXI, permitiendo unas notas, de la mano del expresidente Francisco Sagasti, sobre la apertura hacia la ciencia y la tecnología que está experimentado la esfera intelectual en el Perú. Así, este trabajo se presenta como un libro de ideas e historia en el que a lo largo de nueve capítulos se traza un itinerario intelectual de las personalidades más destacadas de la historia del Perú, que, a su vez, ayuda a trazar una genealogía de la producción ideológica durante los doscientos años de existencia del país andino.

Guillermo Granado Roncero

Universidad de Salamanca