Alberto CORTÉS RAMOS, Umanzor LÓPEZ BALTODANO y Ludwing MONCADA BELLORIN (eds.). Anhelos de un nuevo horizonte. Aportes para una Nicaragua democrática. San José: FLACSO Costa Rica, 2020. 738 pp. ISBN: 978-9977-68-305-308-9.

Esta obra colectiva analiza diversos aspectos de la crisis que atraviesa Nicaragua y plantea propuestas para construir un estado democrático que promueva un desarrollo inclusivo y sostenible. Desde una perspectiva crítica y fundamentada, esta antología presenta los aportes de 42 autores de diferentes disciplinas y experiencias, con un balance de género y generación.

Los artículos de esta monumental obra están organizados en tres partes, la primera aborda los antecedentes históricos de la crisis actual; la segunda parte analiza el carácter del Estado y del gobierno en el poder; en la tercera sección se presentan las voces de algunos protagonistas sociales, y, por último, se plantean los escenarios futuros y las propuestas de transformación. No obstante la diversidad de enfoques, se aprecia una coincidencia entre los autores respecto a los factores explicativos de la crisis y las propuestas de cambio futuro, que resumiremos a continuación.

En los antecedentes históricos, Víctor Acuña identifica una tradición política autoritaria que utiliza la violencia combinada con el paternalismo y el clientelismo provocando una ciudadanía deficitaria. Igualmente, Antonio Pedraza señala el carácter excluyente del sistema político y la prevalencia de valores antidemocráticos. La tradición autoritaria se ha sustentado mediante los pactos entre las élites políticas y económicas para asegurar sus intereses en perjuicio de la democracia y el desarrollo nacional, según plantea Antonio Montes.

El carácter del régimen de Ortega es analizado por Sergio Cabrales, quien muestra el proceso de consolidación a partir del 2007 de un régimen hiperpresidencialista, personalista y hegemónico a la par que se registraba una creciente restricción a las libertades y derechos ciudadanos. Umanzor López caracteriza este régimen autoritario cerrado de naturaleza personalista y sultánica basado en las redes clientelares, la manipulación ideológica y la represión. El carácter estructural de la corrupción como forma de dominación social es planteado por Ludwin Moncada, quien analiza la captura del Estado por un grupo político económico en función de sus intereses.

El trasfondo económico de la crisis actual es analizado por Enrique Sáenz, quien señala que el crecimiento económico se sustentó en el subsidio de la cooperación petrolera venezolana, al retirarse se desfondaron los programas asistenciales del régimen creciendo el desempleo, la pobreza y la emigración. Por su parte, Alberto Cortés señala los principales malestares ciudadanos que se acumularon en el 2018: el cierre de espacios políticos, fraudes electorales sistemáticos, la represión de la sociedad, las políticas clientelistas. En el proceso de protestas que analiza Sergio Cabrales, las demandas iniciales en abril de 2018 de revocar las reformas al seguro social, se transformaron en revolucionarias ante la represión a las protestas cívicas exigiendo un cambio inmediato del régimen del presidente Ortega.

En cuanto a las perspectivas futuras, Alberto Cortes señala varios escenarios posibles: una perpetuación de la dictadura, una salida electoral sin reformas de fondo, o un cambio de régimen si triunfa la coalición opositora bajo un nuevo sistema electoral supervisado. Por su parte, Johnathan Ordóñez aplica la teoría de juegos para concluir que las presiones exógenas y endógenas obligarían al gobierno a negociar una salida a la crisis.

Las propuestas a corto plazo incluyen, para Carlos Chamorro, la liberación de los presos políticos, la suspensión de la represión y el restablecimiento de las libertades democráticas. Por otro lado, Francis Silva y María López demandan la reintegración de estudiantes, docentes, médicos y empleados estatales expulsados por discriminación política. La reforma del sistema electoral que asegure su transparencia y equidad ha sido planteada por Antonio Pedraza. Mientras que Julio Icaza propone una ley de partidos políticos y la independencia del poder judicial.

Una justicia transicional sugiere Juan Barberena, entendida como un sistema para transitar del autoritarismo a la democracia basada en el derecho a la justicia, la verdad, la reparación. En este sentido, Ludwin Moncada propone una comisión internacional contra la impunidad coordinada por la ONU a fin de investigar los delitos cometidos. Igualmente, Gonzalo Carrión plantea la necesidad de conocer la verdad para que existan justicia y reparación. En relación a la policía, Elvira Cuadra plantea la depuración de los agentes responsables de la represión y asegurar el respeto a los derechos humanos, al Ejército le corresponde desarmar a los grupos paramilitares.

A mediano plazo, Víctor Acuña plantea la meta de construir un régimen republicano y un Estado social de derecho. Para Julio Martínez, se requiere una visión inclusiva de gobernanza, con altos niveles de contestabilidad y rendición de cuentas. Se trata de establecer una democracia con transparencia, justicia y respeto a los derechos humanos, como indica Umanzor López.

El nuevo régimen debe promover un desarrollo humano y sostenible, propone Carlos Tunnerman, combatir la pobreza y el desempleo, asumir los Objetivos de Desarrollo Sostenible y crear una cultura de diálogo y consenso. Danilo Saravia propone un modelo de desarrollo territorial, que aproveche los recursos locales y los saberes ancestrales. Por su parte, María López Vigil plantea una Nicaragua laica basada en la libertad de conciencia y de culto, sin privilegiar a ningún grupo religioso.

Un acierto de esta obra ha sido recoger la visión de futuro de actores sociales claves. Desde una perspectiva feminista, Whitney D’León expresa: «Anhelamos una Nicaragua tejida desde las voces plurales de las mujeres… verdad y justicia para todas y todos». Francisca Ramírez, líder campesina, dijo: «Nuestro sueño como movimiento es que un día podamos reclamar nuestros derechos sin sufrir represión… y que nadie deba estar afiliado a un partido para encontrar trabajo». Las demandas de las comunidades indígenas y afrodescendientes fueron planteadas por Lotie Cunninghan: un nuevo gobierno democrático que respete sus derechos, sus territorios y su cultura. Los jóvenes señalaron que son conscientes de que «el cambio no será inmediato, pero hay que seguir caminando y persiguiendo las utopías; más temprano que tarde, la democracia y la libertad volverán», según expresa en su artículo Priscilla Vindas.

Quedan diversos temas relevantes que exceden esta breve reseña cuyo propósito es motivar su lectura. Sin dudas, este libro constituye un valioso aporte para la comprensión de la crisis iniciada en abril de 2018 basada en distintas perspectivas analíticas y experiencias. Al mismo tiempo se plantean propuestas pertinentes para la construcción de una democracia y un modelo de desarrollo inclusivo en Nicaragua.

Luis Héctor SERRA VÁZQUEZ

Universidad Centroamericana