Esperanza Hernández Delgado y Cécile Mouly (coords.). Resistencias noviolentas en América Latina. Experiencias en Brasil, Colombia y México. Quito: flacso-Ecuador y Universidad de la Salle, 2019. 248 pp. isbn: 9789978675168.

Con el prólogo de un segundo semestre del año 2019 sumamente convulso para América Latina, la obra de Esperanza Hernández Delgado y Cécile Mouly viene a presentar otra cara de los conflictos sociopolíticos que sacudieron diversos países de la región. En efecto, desde hace tiempo se vienen presentando diversos casos de resistencia civil en Latinoamérica cuyo denominador común es el carácter no violento de los mismos, así como tener un carácter netamente pragmático, disociados de principios religiosos o éticos. Por el contrario, los casos bajo análisis de México, Colombia y Brasil evidencian desde sus orígenes y avances estar vinculados a demandas y necesidades reales de grupos minoritarios o marginados de la población. De igual forma, los líderes que dieron impulso a estos movimientos y los fortalecieron no contaban con un bagaje ni formación teórica sobre estas resistencias, aunque provenían de casos en los que se había ejercido una oposición violenta.

Partiendo de la teoría de la resistencia civil, este libro presenta evidencias en torno a este tipo de resistencia ayudando a una mejor comprensión y descripción de la misma por lo que respecta a sus tipos, modalidades y repercusiones. Especialmente importantes son las conclusiones derivadas de la naturaleza mejorable de estas experiencias, puesto que en algunos casos se evidencia el corto alcance de estas luchas no violentas, logrando solo metas parciales a pesar de contar con las condiciones favorables para llegar a mayores retos de los previstos.

La obra desgrana seis estudios de caso; los dos primeros focalizados en el estado de Sonora en México; el tercero dedicado a los movimientos sociales durante la dictadura militar brasileña; en tanto que cuarto, quinto y sexto profundizan en diversas experiencias en Colombia.

La tribu yaqui en Sonora presenta una doble faceta a ser considerada. Por un lado, el tratarse de una experiencia indígena y, por otro, mostrar una resistencia no violenta a grandes proyectos impulsados tanto por el Estado mexicano como por emprendimientos privados. Si bien se han desarrollado investigaciones bajo el paraguas de la teoría de los movimientos sociales, muy pocas han enfocado el estudio de este caso tomando en consideración el paradigma de la resistencia civil. La experiencia de los yaquis enseña que la firmeza en la resistencia no es condición indispensable para tener buenos resultados, sino que también es necesario beneficiarse de las ventanas de oportunidades que se presenten durante la lucha.

En la misma línea se sitúa la experiencia de la tribu warijío, igualmente en Sonora. En este caso resultan relevantes las asimetrías en las relaciones de poder que se dan entre el Estado Mexicano –impulsor del megaproyecto Bicentenario-Represa Los Pilares– y este pueblo indígena y bajo qué circunstancias es posible allanar estas asimetrías a fin de consolidar mejores resultados en su intención de proteger los recursos naturales, dada la estrecha relación entre este pueblo y su territorio.

La extensión territorial de Brasil, junto con la miríada de movimientos sociales que interactúan en su seno, aconseja centrar el estudio de caso en tres ubicaciones dada la trascendencia de sus movimientos sociales en las luchas no violentas: São Paulo, Curitiba y Joinville. De entre las numerosas percepciones que obtuvo el autor de este capítulo, destaca que prácticamente todos los entrevistados coincidieron en que el tomar la vía de la noviolencia tiene un carácter eminentemente práctico frente a un aparataje estatal con una considerable capacidad represiva.

En un escenario sacudido por conflictos armados de larga data como es el caso de Colombia, parecería que los intentos por oponerse a los mismos desde la noviolencia y, más aún, desde grupos campesinos marginados y victimizados y colectivos de la sociedad civil son prácticamente imposibles. Sin embargo, la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare –atcc–, el municipio de Samaniego (Nariño) y Las Mercedes (frontera con Venezuela) son ejemplos de superación de las relaciones asimétricas de poder entre los actores para impulsar acciones cuyo factor común es frenar la violencia en zonas rurales del país. Sin embargo, es necesario reconocer que estos ejemplos tienen éxito cuando se abren ventanas de oportunidades a nivel país, como lo fue la apertura de las negociaciones para alcanzar la paz a nivel nacional.

En resumen, esta obra abre el campo de estudio de las resistencias con carácter no violento que se dan en una región a menudo sacudida por reacciones violentas de movimientos y actores sociales, bajo premisas políticas, económicas e incluso religiosas. Como se mencionaba al inicio, son estudios de caso que ejemplifican el carácter perfectible de estas luchas y la compleja conjunción de factores que deben darse para que estas tengan éxito.

David MOLINA ROMO

Universidad de Salamanca